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EFE
Rafael M. Mañueco

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El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) afirmó hoy que Rusia está detrás del ciberataque que el pasado martes afectó a empresas e instituciones de numerosos países del mundo. El virus, denominado NotPetya, fue dirigido primero contra Ucrania, según el SBU, desde donde después se propagó a otros puntos del planeta.

Los servicios de inteligencia ucranianos sostienen en el comunicado difundido hoy que los autores del último ciberataque global «son los mismos hackers» que en diciembre de 2016 sembraron el caos en Ucrania en bancos, transportes e infraestructuras energéticas. Kiev asegura que tales conclusiones están siendo corroboradas por compañías multinacionales de ciberseguridad. La traza seguida lleva a los servicios secretos rusos (FSB o antiguo KGB), cuyo objetivo, de acuerdo con las pesquisas del SBU, consistía en «destruir datos importantes, obstaculizar el funcionamiento de las instituciones públicas y hacer que cundiera el pánico».

Se vieron perjudicados los sistemas informáticos del Gobierno ucraniano, del Ayuntamiento de Kiev, además del aeropuerto de la capital, Boríspol, entidades financieras, operadores de telefonía, medios de comunicación y hasta la fatídica central nuclear de Chernóbil , escenario, en 1986, del mayor accidente nuclear civil de la historia . La planta está cerrada, pero se siguen vigilando los niveles de radiactividad y el ataque informático obligó a efectuar las mediciones de forma manual.

Pero Moscú niega categóricamente cualquier implicación en lo sucedido. De hecho hubo también empresas e instituciones rusas que se vieron afectadas, entre ellas la petrolera estatal «Rosneft». De ahí que muchos especialistas en seguridad cibernética descartaran en un primer momento que Rusia estuviera en el origen del desaguisado.

El código malicioso instaba a los usuarios de los ordenadores infectados por el virus a pagar 300 dólares, el mismo sistema de extorsión empleado por el ataque global perpetrado el pasado mes de mayo por el ransomware WannaCry . Pero los expertos ucranianos piensan que ahora lo de menos era obtener dinero, en realidad recaudaron muy poco. A su juicio, la exigencia de pagar un rescate no era más que una forma de camuflar la verdadera finalidad, consistente en «desestabilizar la situación» en Ucrania.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, llegó a instar a los países miembros a reforzar la cooperación en ciberdefensa con Ucrania. Y es que las relaciones entre Kiev y Moscú atraviesan el peor momento de su historia tras las anexión de Crimea, en marzo de 2014, y el estallido de la guerra en el este de Ucrania, alentada, financiada y patrocinada por el Kremlin.

La Unión Europea acaba de prolongar las sanciones a Rusia por su ayuda a los separatistas ucranianos otros seis meses. Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha hecho lo mismo con el embargo a los productos agroalimentarios procedentes de la UE hasta el 31 de diciembre de 2018. Y eso pese a que Moscú se jacta siempre de responder de forma «proporcionada» a las sanciones de Occidente. Francia y Alemania, junto con Ucrania, tratan de organizar una nueva reunión con Rusia para hacer avanzar los acuerdos de Minsk y lograr de una vez un arreglo que ponga fin a la guerra en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, controladas por destacamentos armados afines a Moscú.

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